PAC 2020

El Consejo de Ministros aprobó el pasado jueves día 31 un Real Decreto que modifica los reales decretos 1075/2014 y 1076/2014 sobre la aplicación de la PAC en España con la excusa de la mejora técnica en la gestión del sistema ayudas y facilitar su aplicación de cara a la campaña 2020.

Sin embargo, siguiendo la línea que anunciábamos desde Posmodernia, el objetivo final es reducir las ayudas a los agricultores españoles…

Actualmente está en juego todo el sistema puesto se esta negociando el nuevo MARCO FINANCIERO PLURIANUAL DE LA UNIÓN EUROPEA para el periodo 2021-2027 en esta línea Bruselas plantea en su nuevo marco financiero plurianual (MFP), que abarcan desde 2021 a 2027, reducir en un 3,5% las conocidas como ayudas del primer pilar(pagos directos y medidas de mercado) y en un 14,5% las del segundo pilar (PAC, planes de desarrollo rural). Estas cifras no tienen en cuenta el efecto de la inflación, por lo que podríamos hablar de una reducción final real de entre un 14 y un 20%

Esta medida de transición para 2020 posiblemente se traduzca en un recorte del 11% de los pagos directos a los agricultores en octubre del próximo año, con más recortes en los regímenes agrícolas del segundo pilar de la PAC.

La importancia de la PAC para España es esencial, en 2017, un total de 775.000 trabajadores del campo recibieron 6.678 millones de euros por esta vía. En el período 2021-2027 nos estamos jugando más de 44.000 millones de euros.

La PAC representaba, en 2018, el 37,6% del presupuesto de la Unión Europea, unos 58.100 millones de euros. De esta cifra, el 71% corresponde a ayudas directas asignadas a los agricultores. Francia es el primer país beneficiario de la PAC (17,5%), seguido de España (11,4%), Alemania (10,8%) e Italia (9,4%). 

La tendencia en los últimos presupuestos ha sido recortar las partidas enfocadas a los agricultores y ganaderos profesionales. El porcentaje que los gastos agrícolas representan en el presupuesto de la Unión Europea disminuye constantemente desde hace varios años. Si la PAC representaba un 66% del presupuesto de la Unión a principios de los años ochenta, tan solo asciende a un 37,6% para el periodo de 2014-2020.

Es fundamental el mantenimiento de la cantidad de ayudas directas ( el primer pilar de la PAC). Hay que mantener, como mínimo, las cantidades en los “pagos directos y medidas de mercado” con el objeto de estabilizar los mercados en niveles de precios dignos y proteger el modelo agrario y rural europeo frente a la competencia exterior desleal. La mejor manera de ayudar a nuestros agricultores es que el dinero les llegue directamente a sus bolsillos, evitando que este pase por las manos de administraciones públicas y políticos, ya sabemos la capacidad que tienen de hacer que los fondos desaparezcan.

Debido al impacto del Brexit en la economía de la Unión Europea, entendemos que se deben producir reducciones en el presupuesto del nuevo Marco Financiero Plurianual (MFP). Sin embargo, esas reducciones no tienen que soportarlas los agricultores y por supuesto estamos en contra de una mayor aportación de los estados miembros de la UE.

Por ello proponemos una reorientación de los fondos, no podemos permitir que el dinero que reciben nuestros agricultores o el dinero para el desarrollo rural vaya encaminado a políticas ideológicas o de género. 

No podemos permitir que se reduzca el dinero de la PAC que tiene por objetivo el mantenimiento de miles de familias y el modelo de vida rural, mientras se promociona los chiringuitos progres y comunistas de imposición ideológica.

Desde aquí siempre defendemos que las ayudas del segundo pilar de la PAC, la relacionadas con los planes de desarrollo rural, no se pueden reducir. Reducir esta ayudas significa terminar de asesinar el modelo de vida rural y generará la inviabilidad de gran parte de los municipios rurales españoles en los próximos y cercanos años debido a la despoblación.

El éxodo rural, no solo afecta a la inviabilidad de la estructura administrativa de los municipios sino que nos atañe al conjunto global de la población española desde muchas perspectivas:

– La pérdida de oficios tradicionales que utilizaban el medio natural como fuente recursos han generado una falta de conservación y preservación de la masa forestal y como consecuencia la aparición de graves incendios que ponen en peligro la compensación de la huella ecológica en el desequilibrio existente entre las altas tasas de contaminación y generación de residuos de las ciudades con la sostenibilidad de las zonas rurales.

– Por otro lado, el medio rural genera una generación de individuos más sanos, puesto que la contaminación o las tasas de sedentarismo que tanto preocupan a la OMS por su degeneración en enfermedades crónicas está  muy por debajo del entorno al 60% que representa en las urbes. A los beneficios físicos habría que sumar también los efectos psicológicos. El estrés, la ansiedad, y demás afecciones del Sistema Nervioso Central tienen su mayor incidencia en los modelos de vida artificiales basados en el consumismo y asentados en las grandes ciudades.

– Nuestros pueblos representa la despensa alimentaria de la nuestra sociedad y el desarrollo agroalimentario en la produciendo alimentos de mayor calidad y más saludables para el conjunto de la población. Además la industria agroalimentaria constituye uno de los principales sectores económicos del país en términos de empleo, volumen de negocio y exportaciones.

– Y por ultimo, son la salvaguarda de valores humanos, como el respeto, la solidaridad, la colaboración, la honestidad, la integridad y la confianza; y de las tradiciones y valores culturales que confieren nuestra identidad como Nación, y que sin duda, la sociedad rural sustenta desinteresadamente. Como es el caso del mantenimiento del legado histórico, de nuestro folklore y de la conservación de del patrimonio arquitectónico tradicional que sin su trabajo ya se habría perdido.

Se establece la necesidad de una decisión rápida sobre el reglamento transitorio para proporcionar a los agricultores y sus cooperativas estabilidad y continuidad financiera. Dado que no es posible aplicar la futura PAC a partir del 1 de enero de 2021, es importante garantizar un conjunto transitorio de normas que funcionen como puente entre los dos conjuntos de normas: la actual PAC y la PAC posterior a 2020. Las nuevas medidas e intervenciones solo deberían ir acompañadas de la PAC después de 2020. Para ello, necesitamos un compromiso claro y una decisión oportuna del Parlamento Europeo.

Mientras avanza la negociación del MFP en relación a la PAC después de 2020, la transición debe garantizar una evolución sin problemas de las normas. Debe permitir a los Estados miembros disponer del tiempo necesario para desarrollar adecuadamente sus planes estratégicos, y a la Comisión Europea el tiempo necesario para aprobarlos, a fin de que los Estados miembros puedan aplicarlos eficazmente.

Los agricultores y las cooperativas necesitan contar con planes estratégicos operativos que estén listos para ponerse en marcha y poder afrontar los cambios que se produzcan garantizando un progreso adecuado en el trabajo de la PAC posterior a 2020 y eliminando los obstáculos que podrían dificultar las nuevas normas.

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