Del Coaching al Coaching Educativo

Antecedentes y definiciones de Coaching
 
Existen varios antecedentes sobre los orígenes del Coaching.
 
Aunque existe una creencia generalizada de que el término coaching es un anglicismo, por provenir de un vocablo de la lengua inglesa, tal creencia resulta ser falsa, pues desde el punto de vista etimológico, el término surge entre los siglos XV y XVI en Hungría; específicamente, en la ciudad de Kocs, donde la creación de un transporte de suspensión y gran comodidad, sobre todo si se comparaba con los tradicionales, dio origen al término “Kosciszeker”, que era símbolo de excelencia entre las personas que, de manera común, se trasladaban hacia otras rutas turísticas de la época. Dicho término podría traducirse como “carruaje de Kocs” y constituye el primer antecedente del término coach que se conoce en la actualidad. (Ravier, L., 2005, pp. 30-32).
 
En este contexto, es pertinente señalar el marco conceptual de coaching, según Launer, V. y Camino, S., (2008), (pp. 20-21).
 
La palabra coach viene de la palabra francesa coche, que el diccionario Petit Robert define así: “gran coche tirado por dos caballos que servía al transporte de los viajeros”. En inglés, la palabra coach tiene varios significados: la diligencia (stage coach); el furgón postal, (mail coach) o el vagón, (railway coach). Al conductor de la diligencia se le llamaba coche o coachman. A finales del siglo XVIII, se transforma el modo de conducir carretas de dos caballos. Este deporte, reservado a la alta sociedad, se llamaba coaching. La versión moderna del coaching nos llega del mundo del deporte y, particularmente, de Timothy Gallway, pedagogo de Harward, que propuso una manera novedosa de aprender a jugar al tenis, practicar el esquí y el golf. Su libro The inner Game of Tennis (El Juego Interno del Tenis) explica el combate interior que transcurre entre el jugador y él mismo; es decir, con el adversario que llevamos dentro (p.20-21).
 
Tras conocer los orígenes del coaching, podemos citar a diversos autores que lo han definido de la siguiente forma:
 
– Menéndez, J.L. y Worth, C. (2002), (p.30): “En términos generales el coaching es una serie de técnicas y procesos que te ayudan a realizar mejor todo aquello que ya sabes hacer, potenciando todas las habilidades y capacidades y al mismo tiempo, permite el aprendizaje de conceptos necesarios para llegar hasta donde deseamos”.
 
– Miedaner, T. (2002), (p.25): “Proceso de entrenamiento personalizado y confidencial, que cubre el vacío existente entre lo que eres ahora y lo que deseas ser”.
 
– Whitmore, J. (2003), ( p.10): “Consiste en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle”. 
 
Podríamos decir, por tanto, que el coaching es un proceso en el que el coachee acude al coach en busca de apoyo (prefiero este concepto que ayuda, aunque excepcionalmente, en ocasiones, también se realice) para conseguir su meta.

Este hábito diario facultará al futuro adolescente a ser independiente en esta faceta y aprenderá, además, a elegir por sí mismo qué es coaching; qué no es coaching; cuál es la figura del coach; cuál es la figura del coachee y la preparación de una sesión de coaching.

Imaginemos una persona cuando llega tarde (estado de ansiedad asociado) al cine (proceso de coaching), saca su entrada (meta) en la ventanilla y se dirige precipitadamente a la sala, a oscuras. Su deseo es ver la película; su necesidad, encontrar su lugar en la fila tal, butaca cual. De la oscuridad surge el acomodador (coach) que, linterna en mano, acompaña al espectador (coachee) al lugar adecuado. El acomodador, en el trayecto, se adecua al paso del espectador; le acompaña y le ilumina a él (apoyo), no a sí mismo; circunstancialmente, puede abrir la butaca (ayuda) o, como es más habitual, indicarle (apoyo) cómo se hace. Sería sorprendente que el acomodador, en un exceso de celo profesional, tomara en brazos al espectador (ayuda) y le llevara en vilo a su butaca (?). Esto no significa que si el espectador fuera un discapacitado, se limitaría a apoyarlo si éste precisase de ayuda. Se adecuaría a sus necesidades, brindándose, siguiendo las propias indicaciones del coachee, pero dejando que éste lidere la situación, para que sea autónomo y no dependiente.

El buen coaching puede y debe llevar al individuo más allá de las limitaciones, tanto del coachee como del propio coach.
 
El objetivo del coach es crear en el coachee una mentalidad de conciencia y responsabilidad, que le permitan ir más allá de sus limitaciones actuales, fortaleciendo su autoestima, independientemente de la meta propuesta.
 
“Los coachees son como bellotas, que tienen dentro de sí todo el potencial necesario para convertirse en magníficos robles; nuestra labor como coach… provocar que el desarrollo se produzca”, (Withmore, 2003).
 
¿Una herramienta nueva?
 
Sócrates (Atenas 469 a.C.; a 399 a.C.).
Adoptó una actitud crítica que, en su caso, consistía en buscar el medio para llegar al saber cierto y a la verdad. Su método era el diálogo, consistente en formular preguntas (mayéutica) acerca de los términos que estaban en discusión y confrontar las opiniones, hasta llegar a una idea adecuada y válida. El método de clarificación, cuyo primer paso era la ironía, el reconocimiento de la propia ignorancia (“solo sé que no sé nada”), para llegar a saber algo, destruyendo todo saber aparente. El segundo paso, consistía en esclarecer las ideas en la mente de los demás, para dar a luz las verdaderas y, según él, solo así se puede acceder a los valores absolutos.
 
Nicolás Maquiavelo (Niccolo Machiavelli – Florencia, 3 Mayo 1469; 22 Junio 1527).
En su obra, “El Príncipe”, recoge una serie de consejos políticos, base de la cultura de los modernos estados europeos. Fue asesor personal de los Médicis, ocupando diversos puestos dentro de la administración de la familia, en Florencia.
 
Baltasar Gracián (Belmonte, Cuenca, 1601; Tarazona, Zaragoza,1658).
 
Jesuita español de ideas claras y expresión locuaz. En su obra, “El Arte de la Prudencia”, recoge, en trescientos aforismos, los consejos necesarios para todo hombre de bien.
 
Hablando de jesuitas, ¿acaso la Iglesia católica no lleva más de dos mil años haciendo coaching, mentoring y counseling?
 
¿Cuántos autores podríamos citar más? A cualquiera de ustedes se le podrían ocurrir otras personas eminentes o que, sin serlo, han contribuido a que otros lo sean, sirviéndoles de coach.
 
¿Qué no es Coaching?
 
El proceso de coaching tiene la clave en la actuación del coach, quien provoca en el coachee el despertar de sus propias habilidades, apoyándole para reducir o, incluso, eliminar, los obstáculos internos de su desempeño, permitiendo que fluya una inesperada capacidad natural, sin necesidad de transmitirle, en exceso, cuestiones técnicas. Todo ello, en un proceso continuo que se desarrolla en reuniones periódicas (sesiones), a lo largo de un lapso temporal previamente acordado.
 
– MENTORING: Siendo un proceso análogo, el mentoring sí supone una enseñanza explícita sobre temas técnicos. De tal forma, que el mentor primero informa y, luego, sugiere propuestas específicas de actuación. Tutela al coachee hasta el extremo de llegar a usurpar la capacidad de decisión de la persona mentorizada, en las primeras fases del proceso.
 
– COUNSELING: Es el trabajo propio del consejero. Requiere por parte del asesor importantes conocimientos técnicos y específicos sobre la materia en que asesora, aunque no tiene la capacidad última de decisión, que mantiene el coachee.
 
– TERAPIAS: Éste es un punto complicado de abordar, dado que hay similitudes muy próximas entre las terapias y el coaching. Nos parecemos en la relación emocional que nace entre terapeuta y paciente. También en el desarrollo de la sesión (reunión), en un vis a vis confidencial; aunque, en este punto, las terapias son más oficiales, se desarrollan en lugares clásicos adecuados, donde el entorno invita al recogimiento y la serenidad. Las sesiones de coaching se hacen en lugares semejantes, pero no excluyentes; así, por ejemplo, se pueden hacer andando por la calle, en una cafetería, en el transcurso de una comida, paseando por unos jardines, en un taxi o durante un vuelo Madrid–Barcelona, con el comandante de la nave.
 
No nos parecemos, fundamentalmente, en la visión que tenemos del coachee. Los terapeutas parten de la idea básica de que esas personas son enfermos y/o tienen dificultades y, en consecuencia, necesitan de la terapia para facilitarles la solución a sus “problemas”, empleando para ello las técnicas que se comentan brevemente a continuación:
 
– PSICOLOGÍA. Cuyo enfoque sobre el paciente es provocar un cambio en la personalidad del sujeto patológico, trabajando con sus conductas. El abordaje se hace desde un punto de vista mental (mente). El terapeuta se siente en la necesidad de ayudar al paciente, en la necesidad de conseguir resultados (él, el terapeuta), tomando un papel activo principal.
 
– PSIQUIATRÍA. Estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales, emocionales y de la conducta. El abordaje se hace desde un punto de vista médico (cuerpo). Esto implica que un psiquiatra es primero médico, luego especialista. Aceptan la existencia de una relación psicosomática (mente-cuerpo), opinión que comparto al cien por cien, aunque actúan como si la relación fuera somatopsíquica (cuerpo-mente).
 
– NEUROLOGÍA. Médicos especialistas que tratan enfermedades del sistema nervioso, de su funcionamiento, incluso, de su estructura microscópica (la enfermedad de Parkinson, por ejemplo), interviniéndoles quirúrgicamente, si procede.
 
La figura del Coach.
 
Es el término anglosajón que identifica al profesional que se dedica a realizar coaching. No existe en castellano un término que pueda traducirse y que recoja el significado completo del proceso. La propia traducción literal coach = entrenador, solo asume una de las, al menos, cinco facetas del coaching.
 
Imaginemos que, en una probeta, introducimos las cualidades de una serie de personajes:
-De un entrenador deportivo: disciplina, carácter, conocimientos técnicos, motivación y orientación a resultados.
-De un sacerdote: disciplina, espíritu de servicio y de sacrificio, amor al prójimo, indulgencia y capacidad de escucha.
-De un psicólogo: conocimientos de la mente, de la conducta y las motivaciones del ser humano y su saber observar.
-De un filósofo: conocimientos del ser humano, sus valores, creencias, principios…
-De un sociólogo: en tanto que el hombre es un ser social.
Todo ello lo agitamos y el resultado obtenido sería un magnífico coach. ¿Un superhombre? No. Alguien que vive su vida volcado hacia los demás, dando de sí mismo lo mejor, sin ego. Alguien que conoce las técnicas tradicionales del baile y deja que el interesado haga el papel de “hombre” -de llevar- y él se otorga el papel -de dejarse llevar- de “mujer”.
 
En el texto de Miedaner, T. (2002), (pp. 32-36), se hace mención explícita a los rasgos que debería poseer un buen coach (Sandy Vilas, Presidente de la Coach University), que son aplicables a aquel coach que quiera un desarrollo en el proceso evolutivo de los tres estamentos de la Comunidad Educativa: profesores, padres y alumnos:
 
“SON ENTRAÑABLES, amables y solícitos, de forma intimista, sin alharacas. Esta profesión está relacionada con el desarrollo individual, no se trata de dar simple información. Una actitud educada y orientada a las necesidades del coachee”.
 
“SON ÓPTIMISTAS Y POSITIVOS por naturaleza”.
 
Transmiten entusiasmo natural a todo el mundo. No consiste, por tanto, en una pose teatral de positivismo hueco, tan de moda en ciertos ambientes. Es, más bien, la percepción que los demás tienen del coach por su forma de hacer y actuar; no tan solo por lo que dice, sino de cómo lo dice.
 
“SON PERSPICACES, es decir, son sensibles, capaces de percibir la energía y estado de ánimo de su paciente, de distinguir sutilezas, de sentir la información en lugar de adquirirla, de intuir correctamente”.
 
No creo en la intuición como un don divino; sino, más bien, como la evolución natural de los conocimientos adquiridos, experiencias vividas y conductas observadas, acuñadas en el crisol de nuestro subconsciente. Cuando un médico veterano diagnóstica una determinada enfermedad, en presencia de sus jóvenes colegas, en base a una serie de observaciones e informaciones (síntomas), estos quieren precisar el más íntimo, dado lo confuso que les resulta a ellos definir con precisión la enfermedad, con las mismas observaciones e informaciones. ¿Intuición? Puede ser la respuesta. Pero como ya hemos comentado, “algo” le dice al veterano doctor que, aún siendo los síntomas comunes a varias enfermedades, en esta ocasión es tal o cual, y lo afirma con seguridad y certeza. Los libros recogen la partitura, el médico la interpreta, y esto se acerca más al arte que a la técnica.
 
“SABEN ESCUCHAR Y HABLAR. Dado que el coaching se basa en la comunicación, la conversación verbal, paraverbal y no verbal, debe ser su dominio. Ideas, conceptos, sentimientos, deseos, valores y emociones brotan en la sesión. Los afectados necesitan ser comprendidos rápidamente. Alguien que les haga sentir cómodos, como en casa, que les inspire a hablar de aquellos temas de los que nunca han hablado antes de ese momento, de despojarse de sus miedos, de abrirse en armoniosa confianza”.
 
“TÉCNICOS, y no solo en comunicación. Han de estar sólidamente formados, sobre todo, en el área de su especialización”.
 
“ABIERTOS a aprender de sus propios coaches. Tener un espíritu fresco, humilde y abierto les permite estar al día, adaptarse al coachee y adaptar sus conocimientos a la situación; no solo aleccionan, sino que sintetizan”.
 
“COHERENTES. Como consecuencia de todo esto, los coaches se convierten en figuras de referencia para sus coachees, despiertan curiosidad e interés para otras personas que han oído hablar de ellos. Así que, ser coherentes, consecuentes y congruentes se vuelve una obligación para el coach”.
 
Entiendo por consecuente, aquella persona que actúa en paralelo con sus valores. No hay contradicción entre lo que hace, dice y piensa.
 
Entiendo por congruencia, la habilidad que tienen algunas personas para adecuarse a las circunstancias que les rodean, adelantándose, incluso (proactivos), a ellas.
 
Personas con una u otra habilidad las hay; pocas, pero las hay. Si, además, son capaces de aunar las dos simultáneamente, de enlazarlas, entonces son coherentes y les da una solidez aplastante, que les hace ser personas macizas, íntegras.
 
“ARTISTAS. Una vez conocidas las técnicas de coaching, ser un buen o un magnífico coach depende del arte que la persona posea para plasmarlas, como un pintor o un escultor. Conocer acuarela, pastel, carboncillo, óleo, etc. es necesario, pero no es suficiente para realizar un cuadro”.

Yuste, F. (2010). Herramientas de Coaching Personal (1ª ed.). España: Serendipity. Desclée de Brouwer.

La figura del Coachee.
 
Es el término anglosajón que se emplea para definir a la persona que está recibiendo coaching. Las personas a las que irá dirigido, en el Coaching Educativo,
serán los alumnos, profesores y padres.
 
El acercamiento del interesado al coaching suele ser por dos vías: voluntaria u obligatoria.
 
En el primer caso (voluntarios), no siempre tienen las ideas claras sobre qué es, cómo se hace y para qué sirve. Conocen a un amigo, pariente o alguien en el que han, observado un cambio, cambio que ellos quiere emular. Quizá, le han hablado del proceso, pero aún así, la confusión suele ser alta.
 
En el segundo caso (obligados), suelen ser profesionales cuyos jefes han decidido por ellos la conveniencia de que reciban la asistencia profesional de un coach, para ayudarles a mejorar ciertos aspectos, que les permitan acceder a una situación laboral más confortable o para mejorar sus habilidades o destrezas, dentro de su empresa.
 
Finalmente tras discernir que es el Coaching y que no es y los diferentes elementos que lo componen. Definimos  el coaching y su posterior transición a la Comunidad Educativa como  la relación humana existente entre el coach (entrenador, guía, motivador) y el coachee (alumno, formador y padre). El coaching tiene como propósito desarrollar la confianza del entrenado en sí mismo, para que así tome decisiones y asuma responsabilidades, consiguiendo así los objetivos o metas que se hayan propuesto al inicio del proceso.
 
Coaching Educativo.

El Coaching Educativo nace como consecuencia de la observación exhaustiva del mercado del coaching, durante más de diez años, y del conocimiento profundo del mismo. Este proyecto es innovador en la comunidad educativa y pretende demostrar cómo el Coaching Educativo puede mejorar el rendimiento de los tres estamentos que sustentan el sistema educativo; docentes, alumnos y padres.
 

A menudo, en el Centro Educativo no existen muchos profesionales a los que se pueda recurrir en demanda de ayuda. La mayoría de las ocasiones, los alumnos no poseen una gran interacción con el equipo docente; el equipo docente no la tiene, a su vez, con los padres y estos buscan desaforadamente la implicación de sus hijos en el Proyecto Educativo del Centro.
 
La desconfianza, la escasa confidencialidad, la competencia encubierta en el propio Centro Educativo y la naturaleza resbaladiza de la escala jerárquica, hace difícil la convivencia entre los diferentes componentes que fundamentan la educación; equipo educativo, alumnos y padres. Sin embargo, es posible que, incluso, sea más habitual el simple deseo de consultar a una persona imparcial, a alguien que no tenga ningún compromiso con el Centro Educativo, sino con la institución que éste representa y que no ocupa cargo alguno en él; es decir, un tercero que no esté involucrado en su interior. Como dijo Whitmore, J. (2003), (p.15): “Un coach independiente puede resaltar ideas, suscitar soluciones y apoyar su aplicación, de una forma que pocas personas dentro de la organización podrían hacer”.
 
El Coaching Educativo desea apostar por un aprendizaje individualizado, para poder guiar, transmitir y enseñar a los tres estamentos de la educación (alumnos, formadores y padres) un nuevo modelo educacional. Al integrar esta nueva metodología, los alumnos, formadores y padres serán los pilares fundamentales de una educación centrada en las personas. El Coaching Educativo pretende descubrir el “talento” de los seres humanos implicados en dicho proyecto, para así mejorar y optimizar su desarrollo personal y profesional (rendimiento).
 
Estructura del Coaching Educativo.
Tiene tres pilares fundamentales:
Coaching Familiar: formación de padres y madres, implementando las herramientas del coaching, para que les ayude en la misión de educadores.
Coaching Docente: formación del docente como asesor académico.
Coaching Estudiantil: formación de alumnos coachees. Los alumnos a los que irá dirigido serán los de 3º y º4 de la ESO y de 1º y 2º de Bachillerato.
 
El Coaching Educativo tiene como objetivo alentar la planificación, la delegación, la resolución de problemas y el desarrollo de la educación, impulsando la necesidad de introducir la figura de un coach en la misma. Yo creo firmemente que el coaching es una habilidad que todas las personas que dirigen o son dirigidas en el mundo educativo deberían conocer, porque hace que mejoren en su rendimiento; así lo han demostrado los resultados obtenidos y la implicación de los tres estamentos de la Comunidad Educativa: alumnos, docentes y padres.

Top