Cataluña: Economía vs Secesión. Tres cuestiones básicas en el escarnio actual

La Banca Internacional considera que una mayor autonomía fiscal al estilo vasco y navarro sería una de las posibles soluciones para llegar al entendimiento. ¿En qué consiste exactamente esta medida? ¿sería viable?

Esa medida consistiría básicamente en darle a la Comunidad Autónoma de Cataluña la independencia fiscal, es decir, la capacidad de auto-gestionarse a este nivel por medio de la creación de una Agencia Tributaria propia al margen de la española.

De esta manera Cataluña disfrutaría de los servicios del Estado (Defensa, Relaciones Exteriores, Seguridad Interior, Administración de Justicia, etc…) simplemente abonando un “cupo” anual por ellos, cupo que como en el caso vasco y navarro siempre serían objeto de nuevas disputas con el afán de reducirlo al máximo, lo que al final se traduciría en una subvención vía financiación de esos servicios esenciales a esos territorios por parte del resto de regiones que conforman el Estado.

Debemos tener claro que el modelo del “cupo” vasco y fiscal es una reminiscencia histórica de privilegios fiscales que tendrán muy difícil encaje en la proyección de convergencia fiscal europea que viviremos en Europa a raíz del proceso del BREXIT. Tarde o temprano Bruselas iniciará un procedimiento contra los descritos cupos y exigirá su eliminación.

Por lo tanto, considero esa posible solución como un paso atrás que quebraría aún más la necesaria solidaridad fiscal entre las distintas regiones de España. Una medida de este tipo podría aliviar tensiones en el convulso presente pero las trasladaría hacia el futuro pues al final surgirá el agravio y otros posibles desplante de aquellas zonas españoles que sufren una fiscalidad más gravosa que las existentes en las Comunidades Autónomas Vasca y Navarra.

Pero no es el único caso de agravio fiscal que hay dentro de nuestras fronteras; pasa lo mismo con los impuestos de donaciones y sucesiones porque cada Comunidad Autónoma actúa a su libre albedrío y ello genera notorias injusticias porque hay zonas donde apenas se pagan estos impuestos y otras donde dichos impuestos alcanza el rango de confiscatorio. ¿Y qué decir del impuesto de plusvalía municipal declarado recientemente como inconstitucional?

Deberíamos ceñirnos al artículo 31 de la Constitución Española que regula el hecho fiscal estableciendo que la contribución de los españoles se realizará a través de un «sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio». Todo lo que sea salirse de ese marco, como es el cupo, lo que generará en definitiva a la larga es el anhelo de otras regiones españolas de alcanzar ese rango de privilegio fiscal, que es en definitiva lo que ambiciona parte de la clase dirigente catalana y por lo que se ha generado tanta tensión artificial en la calle y los medios.

¿Sería posible efectuar cambios en el modelo de financiación de Cataluña? ¿Cómo funcionaría en su opinión?

Muy sencillo, evitando la financiación pública de aquellas actividades que no tienen un fin de desarrollo económico y social en sí mismas, así como reduciendo la fiscalidad en especial en los autónomos y pequeños operadores económicos que son los que realmente generan riqueza y empleo en Cataluña para de esa manera reactivar la actividad económica y conseguir una mayor recaudación tributaria en el medio plazo; aliviando las cargas públicas de las corporaciones locales en aquellas actividades no esenciales para el bienestar de los catalanes, trabajando en mejorar la imagen o credibilidad de la economía catalana para así conseguir que mejoren las valoraciones o “ratings” sobre la deuda que pudieran emitir, podrían servir como unos simples ejemplos de lo que en mi humilde opinión debería al menos valorarse.

Por otro lado, no podemos olvidar el factor de la corrupción, que es quizá el factor que más daño puede generar en la necesidad existente de acudir a los mercados internacionales para conseguir financiación.

Un cambio en los actuales gestores de las cuentas públicas catalanas sería preciso por lo anterior y porque además es una exigencia que van a acabar imponiendo los descritos mercados internacionales.

¿Qué otras propuestas en materia económica o fiscal debe llevar a cabo el Estado para rebajar la tensión del conflicto?

La primera y más importante, reforzar la presencia económica del Estado Español en Cataluña por medio de instituciones fuertes y proyectos bien financiados y que sean rentables y reviertan en el beneficio de la mayoría del pueblo catalán y del conjunto del español.

Ejemplos en la Historia los tenemos, los Juegos Olímpicos del 92 o la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Hay que volver a generar proyectos comunes ilusionantes que reforzando la imagen y la presencia de Barcelona como capital del Mediterráneo Occidental hagan a España sentir con orgullo la fuerza económica de Cataluña por su especial geografía y su potente presencia en el comercio entre Naciones mediterráneas.

Los puertos principales y los aeropuertos catalanes deben mantenerse como competencias exclusivas del Estado y habría que ver cómo revertir el actual proceso de descomposición de la presencia económica del Estado en ese territorio.

En cuanto a lo que son los estibadores del Puerto de Barcelona, por ejemplo, mi opinión es que hay que echarlos a todos. Ya basta de privilegiar a gente que no merece el sueldo ni la estabilidad laboral de la que disfrutan. No merecen trabajar ahí. En los puertos españoles debemos tener trabajadores en los que confiar y no a esa harka chantajista de paniaguados subversivos contra la Nación.

Habría que re-centralizar aquellas competencias económicas cedidas que no han sido ejercidas con responsabilidad por parte de las autoridades autonómicas y locales.

Se ha dejado ocupar mucho terreno público a iniciativa localistas sin sentido que carecen de un modelo económico viable y sostenible para Cataluña más allá de la queja repetitiva, el sentimiento exacerbado y un constante requerimiento de financiación al FLA (Fondo de Liquidez Autonómico).

Sólo es posible una Cataluña económicamente viable y fuerte en el marco de una España unida e integrada en un proyecto Europeo. Lo que sea salirse de ahí será una caída libre en el campo económico, fiscal, político y social para Cataluña y el conjunto de España.

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