Reseña de «Isla de lobos»

Isla de lobos.

Autor: José Vicente Pascual

Editorial Versatil, 224 págs.

José Vicente Pascual , colaborador habitual de esta publicación, es uno de los varios «lujos» que se permite disfrutar Posmodernia. Porque lujo es contar de forma permanente con un autor de su trayectoria, su solvencia y su incuestionable calidad literaria, acreditadas por una extensa producción y por el importante cúmulo de galardones que la jalonan (Premio Azorín, Premio Café Gijón, Premio Alfonso XIII, Premio Hislibris, Premio Hispania de Novela Histórica….).

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Escritor «de raza», con oficio, versátil, ha cultivado a lo largo de su dilatada carrera diversos géneros que discurren desde el teatro a la novela, pasando por el relato corto, el ensayo o el artículo periodístico, despuntando en todos ellos merced a esa «difícil facilidad» que adorna a los elegidos y que le permite confesar con sorna, que disponiendo de «Coca-Cola y tabaco» como combustible imprescindible, es capáz de ponerse a escribir en cualquier lugar y casi bajo cualquier circunstancia. Justamente esa capacidad unida a una fértil imaginación, confluyen en Pascual arrojando el balance de una obra signada por la variedad de temáticas, ubicaciones históricas y geográficas, multiplicidad arquetípica de personajes y diversidad de modelos narrativos. Es por ello que ha transitado con naturalidad y desenvoltura en sus novelas desde la mágica montaña de Taishan hasta los más «prosaicos» fantasmas del madrileño Retiro; desde la Granada del siglo XVI al Buenos Aires de principios del XX; de la Hispania romana a la aún española Cartagena de Indias; o del liberto Juan Latino a la imponente figura de Blas de Lezo de su magnífica «Almirante en tierra firme».

Traemos ahora aquí la última novela de José Vicente Pasula, «Isla de lobos», ganadora (¡cómo no!) del Premio Valencia Alfons el Magnánim de Narrativa y editada por Versátil.

Tras la lectura del libro cabe reseñar que no parece exagerado el juicio-resumen que sobre la obra emite Víctor del Árbol, miembro del jurado y Premio Nadal 2.016: » Con la imaginación de García Márquez y la prosa de Carpentier, José Vicente Pascual demuestra que quedan orillas por descubrir en la literatura». Y es que en efecto, Pascual logra conciliar
la frescura de una viva inventiva trufada por momentos de elementos «mágicos», con su acostumbrado estilo prosístico depurado y elegante.

Citando al propio Pascual en estas mismas páginas de Posmodernia, diríamos que «la tarea de quien escribe sobre lo escrito requiere entre otros cuidados, una interpretación sobre las pretensiones y alcance de la obra y una evaluación de lo conseguido, aquello que definiríamos como `mérito` del autor».
Y es el caso que hasta completar la lectura íntegra del texto no hemos logrado satisfacer plenamente esta pretensión hermenéutica, lo que nos habla de una obra que consigue mantener la atención del lector hasta su conclusión.

A modo de orientación previa, habría que indicar que la isla descrita por el autor no se corresponde con el espacio geográfico de idéntico nombre situado al norte de Fuerteventura. Sin descartar que haya podido inspirarse en este enclave canario, la isla de Pascual es un «no lugar», un territorio imaginario que no obstante, se detalla con encomiable precisión descriptiva; un paraje recóndito que se halla fuera de las rutas marítimas convencionales y ausente de las Cartas de Navegación, lo que lo convierte en un universo cerrado y ajeno al resto del mundo. Por otro lado, el relato transcurre en un tiempo más o menos indefinido que puede situarse en torno al siglo XVIII, no estando presente en este caso por razones obvias, la casuística y minuciosidad epocales desplegadas por el escritor en sus novelas históricas, como por ejemplo la espléndida «Interregno».
Hasta las escolleras del ignoto islote llega arrastrado por las olas y moribundo, un náufrago «sin memoria pero con pasado», cuya ignorada identidad constituye una clave determinante de la trama, mientras un narrador «anónimo» va desglosando la acción y dando entrada a cada uno de los personajes. Introducción y nudo se confunden en esta pieza cuyo desenlace muy al final, como mandan los cánones, contribuye a mantener el interés del lector sin efectismos ni aspavientos innecesarios.

Los personajes conforman un elenco original y variopinto, con trazos poderosos del autor y caracteres bien definidos. Su aparición es rítmica y acompaña el propio `tempo` de la narración. Mención aparte merece la caracterización de la féminas de la novela. Pascual pone el acento en delinear con habilidad quirúrgica el perfil de sus personajes femeninos, a los que otorga un grado esencial de protagonismo junto con el desconocido náufrago. No nos ha resultado en nada extraña la maestría del autor a la hora de dotar de ìdentidad` a sus personajes, como tampoco su sutileza y finura respecto a los del género femenino. Acude a nuestra memoria la muy notable interpretación que efectuara de la figura de Doña Josefa Mónica Pacheco Bustos, esposa del heroico Blas de Lezo, en la ya citada «Almirante en tierra firme», manteniendo en todo momento una contextualización formidable entre la época, las circunstancias y la personalidad de «la Gobernadora».

9788416580538En esta «Isla de lobos», el peso argumental recae en el trío que conforman Doña Aguas Santas, la señora implacable de la isla; Esmeralda, la mulata; y su hija Albabella. Junto a ellas, la figura del náufrago, que va adquiriendo notoriedad a medida que avanza la narración, pero que mantiene una omnipresencia larvada durante toda la novela, pues es el «desencadenante» de la historia y su identidad oculta provocará el definitivo desenlace. Alrededor, una serie de personajes menores en una eficaz y coral labor subalterna.

«El misterio forma parte de la esencia del mundo», afirma José Vicente Pascual. Y si ser esta una novela de misterio en sentido estricto, si contiene una necesaria y abundante dosis de este ingrediente para configurar una atmósfera traspasada por la intriga. Conviven junto a ella una serie de componentes «mágicos» que dan vida a una narración original, diferente. Todo ello matizado por un estilo personal, provisto de cierto eclecticismo y siempre coronado con una prosa cuidada, vigorosa y con genuino empaque. Metáforas afortunadas, fina ironía, descripciones coloridas para dar como resultado una lectura amena, una apostura rítmica sostenida, una obra realmente convincente.

Descubrimos un Pascual persuasivo, que logra intrigarnos desde las primeras líneas y va atrapándonos con destreza y naturalidad en la atmósfera absorbente y endogámica en que tiene lugar la historia. Un confín autárquico y hermético, provisto de sus propias y peculiares «normas» y un particular y restringido horizonte vital. Ramalazos de humor y situaciones tragicómicas utilizadas en su justa medida, ayudan a relajar el trasfondo de gravedad inherente. La centralidad de la impagable Doña Aguas Santas, con su «barbilla afilada como un acertijo pequinés», confiere una personalidad muy especial a la novela, haciendo orbitar al resto de habitantes del islote en su derredor. No se entendería este «mundo aparte» sin su «virreina», como no tendría sentido la trama sin la presencia del misterioso náufrago, tras cuyo enigma se esconden implicaciones que afectan al resto de moradores del exótico enclave.

En resumen, una novela que puede ser calificada de «excelente», escrita con una prosa elegante, ágil y medida; una apetecible oferta para disfrutar de la lectura y una buena ración de evasión en estas fechas estivales.

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