Okupación

Las últimas encuestas relacionadas con la voluntad de los españoles para reclamar unas elecciones generales no dejan lugar a dudas sobre el hartazgo de la población española con el gobierno de Sánchez.

Son muchas las circunstancias que están produciendo el desgaste del Gobierno y hacen que las encuestas anuncien que buena parte de los españoles, incluidos los votantes del PSOE, reclamen un adelanto electoral sin concluir la legislatura. La dimisión de los distintos Ministros, su política suicida en la gestión de la inmigración, los frecuentes cambios de criterio, su sectarismo y ataques continuos a la libertad de expresión, su dependencia de los votos de Bildu, ERC, PDeCAT y demás partidos separatistas en el Congreso, y su gestión del Golpe de Estado en Cataluña, hacen insostenible esta posición por muchos meses al frente del Ejecutivo.

La aprobación o no de unos nuevos Presupuestos para 2019 y la evolución de la situación en Cataluña, serán factores determinantes que influirán en la decisión de adelantar las elecciones generales. Mientras tanto, aunque se apoye en Podemos, como socio preferente, le siguen haciendo falta los votos de los partidos separatistas para conseguir sacar adelante los Presupuestos y terminar la Legislatura.

El sondeo de fin de año publicado por Sigma Dos para EL MUNDO anuncia que el 74% de los españoles están pidiendo a gritos unas elecciones; la mayoría de los españoles quieren un adelanto electoral ante la prostitución de la posición institucional del Gobierno de España frente al chantaje del Presidente autonómico catalán. El empacho de Sánchez también llega a la mayoría de los votantes socialistas; piensan que la legislatura debe terminar ya y deben convocarse elecciones de forma inmediata.

El camino de Sánchez desde la presentación de la Moción de Censura al “enterrador” Rajoy ha estado lleno de charcos farragosos y desdichos en relación a la convocación de unos nuevos comicios. De anunciar que aspiraría a formar un Gobierno transitorio que convocaría elecciones «cuanto antes», ha pasado a intentar agotar la Legislatura gobernando con los presupuestos del «atracador» liberal-socialdemócrata Montoro. Es su forma de ganar tiempo para su particular campaña electoral a costa de la deslealtad a la mayoría de los españoles.

La presión sobre la Abogacía del Estado (órgano que representa al Gobierno) para separarse de la posición de la Fiscalía, al descartar la rebelión en el escrito de acusación en el juicio del Golpe de Estado catalán, los gestos para categorizar de “Estado” el chiringuito de “Chis-Torra” en su último encuentro en Barcelona, el desprecio a la Constitución y a nuestro ordenamiento jurídico para contentar a los separatistas que le apoyaron en la Moción de Censura, la desautorización y el desprestigio al Tribunal Supremo, encargado de juzgar los delitos producidos en el Golpe de Estado catalán, la imagen de debilidad proyectada internacionalmente por el Gobierno de España al mostrar ser incapaz de controlar la situación de violencia callejera separatista, y el abandono de la mayoría de catalanes firmes con la defensa de la unidad de España; Todos estos factores hacen que en las percepción general la valoración del Gobierno se desplome de forma irremisible. Y más particularmente la de un PSOE que ya no es nada; ni un partido de implantación nacional (PSC marca la agenda del resto de España), ni Socialista (es uno de los máximos exponentes del mundialismo capitalista en España), ni Obrero (defiende a los grandes grupos financieros progresistas frente a los trabajadores, autónomos y pequeños empresarios) y ahora ha dejado de ser hasta Español (al volcarse en los brazos del independentismo).

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